Alemania respalda que la integración en la UE de los nuevos miembros sea gradual | Internacional

La fórmula de que los futuros Estados miembros de la UE vayan integrándose poco a poco en el club comunitario gana tracción. Alemania ha respaldado este jueves que en la próxima gran ampliación de la Unión el ingreso de los nuevos socios sea gradual. “Debemos abandonar el proceso del todo o nada”, ha lanzado la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, en una conferencia sobre el futuro de la UE en Berlín. Esa integración por capítulos que ya sondea la Comisión Europea, como adelantó EL PAÍS, y que cuenta con el sostén de Francia, debería permitir a los candidatos beneficiarse durante el camino de algunos elementos de la UE, como el acceso a fondos y a algunos programas, ha defendido Baerbock. Mientras, los futuros socios podrían enviar a las instituciones a “observadores” para empezar a rodarse, ha dicho la política alemana.

En vísperas de que la Comisión Europea publique el informe sobre los progresos de los países candidatos en las reformas que necesitan completar antes de entrar en la UE, Baerbock se ha mostrado confiada en que los Veintisiete decidirán en diciembre abrir las negociaciones de adhesión con Ucrania. Y aunque después de ese paso la entrada real puede llevar muchos años, cuando la guerra a gran escala lanzada por Rusia ha superado ya los 600 días y está perdiendo el foco frente a la crisis en Oriente Próximo, esa decisión sería un importante respaldo geopolítico. “En Kiev late el corazón de Europa”, ha dicho en la reunión, en la que han participado una decena de ministros de Exteriores de la UE y de países candidatos. “Queremos ver a Ucrania como miembro de nuestra Unión Europea”, ha insistido Baerbock.

Para Alemania, como para otros Estados miembros e instituciones, la ampliación es una necesidad geoestratégica para acabar con las zonas grises que Rusia podría tratar de colocar bajo su paraguas de influencia o incluso atacar. De ahí que la invasión a gran escala sobre Ucrania lanzada por Vladímir Putin haya sido la espita que ha reactivado el proceso de ampliación, que estaba muy parado desde hace años con los Balcanes.

Ucrania solicitó el ingreso por la vía rápida un par de meses después de que el Kremlin iniciara la guerra y logró que la UE lo designara como país candidato en tiempo récord, en junio de 2022. Tras eso, Kiev ha trabajado para cumplir una serie de grandes reformas (divididas en siete puntos) que le permitirían iniciar las conversaciones de integración. Varias fuentes comunitarias señalan que la Comisión Europea trazará, en su informe de progreso del próximo miércoles, el camino para la apertura de negociaciones. Pero también resalta importantes cuestiones técnicas que Kiev puede tardar años en cumplir para que la integración sea real.

El ministro de Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba, se ha mostrado este jueves “optimista” sobre que los Veintisiete den luz verde a esas conversaciones antes de que termine el año. “Hicimos muchas reformas y aprobamos la legislación necesaria para cumplir e implementar las recomendaciones”, ha asegurado en la conferencia en Berlín. “Ucrania se convertirá en un valor añadido, no en una carga para la UE”, ha insistido.

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Con los datos en la mano, el país del este pasaría a ser el quinto Estado miembro más poblado de la Unión. También sería el más pobre. Su ingreso y el de los Balcanes y Moldavia (o de Georgia, que aún está en camino de ser candidato) transformará la UE y la mayoría de países que ahora son beneficiarios se convertirán en contribuyentes netos para ayudar a su desarrollo. Con ese elemento en el horizonte, pero también con la visión de que una Unión tal y como es ahora con 35 miembros difícilmente funcionaría, los Veintisiete han asumido que deberán hacer reformas audaces y estructurales. Ahora se trata de decidir cuáles y cuándo.

Son muchas las voces que apuntan a una reforma de las mayorías en los procesos de toma de decisión para que sea más difícil e inusual la política de vetos, a que será necesario cambiar el engranaje de las instituciones y las formas de repartir el presupuesto; y también iniciar un sistema en el que se tenga en cuenta de manera más automática para repartir los fondos si se cumplen los estándares democráticos del Estado de derecho.

Y hay más. Baerbock ha defendido este jueves que en una UE con una treintena de miembros se debería cambiar la composición actual de las instituciones comunitarias, repensar el reparto de escaños en el Parlamento Europeo y también el de las carteras de la Comisión Europea: ahora son un comisario por Estado miembro, pero con la ampliación eso equivaldría a tener hasta 35 comisarios. “Necesitamos tomar decisiones valientes. En un país como Alemania, por ejemplo, estamos dispuestos a prescindir de nuestro propio comisario durante un período de tiempo limitado”, ha lanzado Baerbock. Como varios informes y análisis de expertos —entre ellos, un reporte muy difundido encargado por Berlín y París y que ahora es el libro de cabecera sobre la ampliación de un buen número de socios—, la ministra alemana ha sugerido que puede no ser necesario que cada Estado miembro designe un comisario y que incluso se podrían compartir carteras.

Toda esa vía hacia las reformas marca el cómo será la UE en el futuro. Y también es un asunto muy divisivo. Tras un periodo de pisar el acelerador y ondear la necesidad de lanzar la segunda gran ampliación (tras la de 2004, donde ingresaron una decena de países) y hacerlo pronto, los Veintisiete están ahora pisando un poco el freno. No todos los socios están de acuerdo con los planes de Alemania y Francia en el ámbito de las reformas y mucho menos en el de las prisas.

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By Silverio Guevara Luján

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