Barbie, Los juegos del hambre, Napoleón y Dune no solo tienen en común el hecho de estar entre las películas más famosas del planeta. Todas ellas han pasado por las manos de los coloristas profesionales de Company 3. Esta empresa es responsable de la posproducción del 80% de las series y películas de Hollywood, según presume Stefan Sonnenfeld, fundador y CEO de la compañía, que ha trabajado en creaciones del calibre de Top Gun: Maverick, The White Lotus y Guardianes de la galaxia Vol. 3.
EL PAÍS ha visitado las instalaciones de un estudio de posproducción de Company 3 en Los Ángeles. En una de sus salas se encuentra Siggy Ferstl, un colorista que ha trabajado en series como Narcos, The Boys y Gen V y en cientos de anuncios para Nike, Mercedes Benz, Cadillac y otras empresas. Mientras edita una escena de Gen V explica que él y otros coloristas reciben directamente el material de las películas y series grabado con las cámaras originales. “La mayoría de veces disparan en bruto y luego nosotros lo editamos y lo adaptamos”, cuenta.
En ocasiones, simplemente mejoran lo que se filmó originalmente modificando la saturación y el contraste. Pero si al director no le gusta lo filmado o quiere cambiarlo, pueden “colorearlo y utilizar efectos visuales”. “Si se trata de un drama sencillo y solo se busca un equilibrio entre escenas, el trabajo puede llevar 80 horas. Pero si se quiere un espectáculo de efectos visuales, puede llevar 500″, asegura el experto.
A ojos de una persona sin conocimientos técnicos, parece que los coloristas utilizan una especie de Photoshop avanzado para películas. Además de cambiar la iluminación y los colores, pueden ir mucho más allá: difuminar el fondo para realzar una parte de la imagen, eliminar manchas de la piel o imperfecciones, simular el movimiento de un barco o convertir el metraje original de la cámara en una escena aterradora e intimidante. Para esto último, “a veces basta con hacerla más oscura y desaturar algunos colores como el azul”.
La meteorología es un factor importante a tener en cuenta en la planificación de un rodaje. “Cuando coges una escena grabada en el exterior durante una semana, las condiciones climáticas pueden variar en cada momento. Un día puede hacer sol y otro, estar nublado. Si simplemente uniéramos todo lo que se filmó, la iluminación sería discordante”, cuenta Ferstl. Una de sus labores es igualarla para que sea coherente. A veces le piden que simule condiciones meteorológicas. Por ejemplo, para recrear una tormenta, utiliza una animación parpadeante que recuerda a los rayos.
Pese a que a priori se pueda pensar que la labor del colorista consiste únicamente en perfeccionar la imagen, en ocasiones busca lo contrario: degradarla o ensuciarla. “Las cámaras cada vez son más nítidas y limpias, por lo que ahora gran parte del proceso creativo puede consistir en ocultar detalles porque tenemos demasiada información capturada”, afirma Cody Baker, colorista que ha trabajado en series tan populares como Space Force, Dopesick, Star Trek: Picard y Euphoria. A veces provocan una especie de daño analógico a la imagen, como si se tratase de un VHS antiguo o una televisión en blanco y negro, simulan que la escena ha sido grabada con una cámara de seguridad o añaden reflejos de la lente.
Algunos cambios dejarían a más de uno boquiabierto. En cuestión de segundos, Baker hace magia. Transforma una escena grabada en la calle a plena luz del día en una nocturna con poca luz proyectada por unas farolas y las luces de un coche. “Pese a que se puede hacer, es más creíble cuando lo filmas de noche porque puedes controlar todas las sombras en tiempo real y conseguir un resultado más realista”, sostiene.
Ver a los coloristas de este estudio en acción es una delicia. Parece que pueden transformar cualquier escena en lo que quieran. Ferstl juguetea con una escena en la que un chico sale disparado hacia el cielo dando vueltas. “Es un efecto visual. En realidad, una grúa lo levantaba con unos cables que han sido eliminados de la imagen”, explica. Ha creado una máscara para el cielo y tan pronto está totalmente nublado como sin ninguna nube y con un azul llamativo.
En cada proyecto, Baker trabaja mano a mano con el director de fotografía y el director de la película. Para él, lo más desafiante desde la perspectiva del color es “cuando te piden que lo transformes en algo que no es”: “Hay un límite en cuanto a lo que se puede hacer con una imagen. Si se empuja demasiado, se desmorona. Es como si no estuviera destinada a verse de esa manera”. Para él, los proyectos más bonitos son los que se proyectan y se filman desde el principio con un enfoque en el color. Esto involucra al diseño de producción y la dirección cinematográfica. “Si las escenas se capturan de forma bonita, entonces las haremos un poco más hermosas”, afirma.
¿Qué ve la gente en sus casas?
En las salas en las que trabajan ambos coloristas, hay varias pantallas. Uno de los monitores es de Panasonic, compañía que ha invitado a EL PAÍS a la visita de Company 3, en Los Ángeles. “También tenemos monitores profesionales de hasta 40.000 dólares”, afirma Sonnenfeld, que va vestido con unas deportivas, calcetines altos y un chándal gris. Habla con cercanía y parece un CEO moderno. Como colorista y propietario del negocio, afirma que siempre se ha sentido frustrado porque han gastado mucho dinero en infraestructura técnica, pero hasta hace pocos años no tenían equipos de consumo.
Ahora trabajan con los monitores de Panasonic: “Obviamente, son mucho más baratos, pero al mismo tiempo tienen colores muy precisos y nos permiten saber lo que la mayoría de personas van a ver en sus casas”. Toshiya Mizuno, ingeniero jefe de calidad de imagen de Panasonic, afirma que la compañía japonesa ha trabajado durante años para mejorar la calidad de imagen y que sus televisores sean utilizados por estudios de Hollywood y empresas de posproducción.
En Company 3, cada sala tiene entre dos y cuatro monitores de diferentes tamaños. Mike Chiado, CTO de la compañía, afirma que aunque se trata de tecnologías diferentes, “permiten medir cualquier cosa y reproducir los mismos valores en un televisor estándar que en una pantalla gigante de miles de dólares”. Aun así, destaca que en el mundo real no todas las personas ven los colores del mismo modo. Para él, ahí es donde resulta fundamental la labor de coloristas profesionales que lo tienen en cuenta y cuentan con experiencia, sensibilidad y, sobre todo, memoria fotográfica.
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