La ampliación del reclutamiento de soldados para la guerra y la estrategia para hacerlo ha agrandado la brecha entre el jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valeri Zaluzhni y el presidente, Volodímir Zelenski. El general Zaluzhni ha desafiado este martes al líder ucranio al criticar la estrategia del Gobierno para ampliar las condiciones de llamada a filas para combatir la agresión rusa. “No estoy satisfecho con el trabajo de las [oficinas de reclutamiento]”, ha lanzado Zaluzhni en una poco común conferencia de prensa en Kiev. La guerra de Rusia contra Ucrania se ha convertido en una batalla de desgaste y cuando se va a entrar en el tercer año de combates, pocos voluntarios quieren ir al frente de batalla, mientras que en Rusia se han lanzado varias oleadas de reclutamientos forzados.
Zaluzhni ha vuelto a ser muy crítico este martes con la situación para Ucrania. “Cometí un error al pensar que para Rusia sería un factor para detenerse las bajas que les causamos”, ha apuntado el jefe de las Fuerzas Armadas. Se trata de la segunda fricción pública entre el jefe del ejército y Zelenski. Hace unas semanas, en The Economist, Zaluzhni admitió que la situación en el frente se ha estancado, que Ucrania tiene muy difícil avanzar y que la contraofensiva se ha desplomado. También criticó el ritmo del reclutamiento por ser demasiado lento. El Gobierno desautorizó tajantemente sus palabras. La semana pasada, además, Zelenski remarcó que Zaluzhni —cuya popularidad se ha disparado en los últimos meses, mientras que la del presidente ha caído tras el desplome de la contraofensiva en la que Kiev y sus aliados habían puesto enormes esperanzas— es también responsable de los resultados en el campo de batalla.
La nueva discrepancia pública entre dos de las principales figuras de la cúpula ucrania se produce cuando el Ejecutivo de Zelenski ha presentado en la Rada (Parlamento ucranio) un decreto para la guerra con el que busca ampliar el número de militares en el ejército. La propuesta de regulación, que se debatirá y se enmendará, amplía las condiciones y características de los hombres que pueden ser llamados a filas ―las mujeres solo se alistan de manera voluntaria― y reduce la edad mínima para hacerlo de 27 años a 25.
La semana pasada, en la conferencia de prensa anual en la que pasa revista a la situación del país, Zelenski aseguró que el ejército había reclamado hasta medio millón más de reclutas para la movilización, pero remarcó que la cifra y las condiciones todavía deben debatirse. Sin embargo, Zaluzhni ha asegurado este martes que la cifra solo representa un plan general que se cubriría gradualmente. “No puedo decir cuánto: es un secreto militar”, zanjó el jefe de las Fuerzas Armadas en la conferencia retransmitida por televisión. Será, dijo, una “cifra que incluya la compensación de las pérdidas, la formación de nuevas unidades y la reposición de posibles pérdidas el próximo año”. El responsable de las Fuerzas Armadas dijo, además, que deja en manos del Gobierno la idea de reclutar también a ucranios en el extranjero, como el Ministerio de Defensa ha sondeado hacer.
Para Ucrania, incrementar el personal militar es una prioridad. Kiev no ha hecho público el dato de cuántas personas engrosan sus fuerzas —que se componen de varios cuerpos—, pero los analistas especializados estimaban esa cifra en un millón al principio de la guerra a gran escala. Desde entonces, el ejercito ucranio ha sufrido bajas. A diferencia de lo que ocurría durante los primeros compases de la invasión, ahora no se alistan demasiados. En la mayoría de las ciudades alejadas del frente de batalla, la guerra no se siente igual. Además, varios casos de corrupción detectados en jefes de reclutamiento en varias regiones, que recibían sobornos a cambios de exenciones del servicio, han sembrado una indignación que tampoco ayuda a engrosar las filas.
En el frente de Donbás, en el este de Ucrania, la inmensa mayoría de soldados lleva meses sin tomar un permiso para poder volver a casa. Muchos están exhaustos. “Se hace durísimo, el cansancio físico y mental a veces resulta abrumador”, admite Kostya, tanquista, en un kiosko de café cuajado de militares, a pocos kilómetros del frente de Bajmut, uno de los más activos.
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Rusia, mientras, se ha enrocado concluyendo robustas defensas y sigue lanzando oleadas de soldados en ataques contra la línea ucranias y empuja para tratar de ganar unos metros. Los analistas y los militares ucranios dicen que Moscú usa sus propios soldados como carnaza. Ucrania defiende que solo con nuevas armas enviadas por sus aliados, más poderosas y tecnológicamente superiores, podrá lograr un punto de inflexión en la batalla. Pero la UE, que espera aprobar un paquete de ayuda especial de 50.000 millones de euros para mantener a flote Ucrania y ayudar al país a afrontar los gastos corrientes, lucha con sus propios problemas para producir munición al ritmo que Ucrania necesita. Además, hasta ahora, las armas que los Estados miembros han enviado a Ucrania han ido cubriendo de manera muy ajustada las necesidades. Estados Unidos es un caso similar. Washington tiene ahora bloqueados 50.000 millones de euros (parte de ellos podrían ir para gastos en defensa) por sus luchas internas (sobre todo por los republicanos).
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