Ante un foro que reúne a las élites políticas y económicas mundiales, el secretario general de la ONU, António Guterres, alertó este miércoles en Davos de que “la gente en todas partes está perdiendo la fe en gobiernos, instituciones y en los sistemas económicos y políticos”. El líder de las Naciones Unidas puso el dedo en la llaga de la incapacidad o de la falta de voluntad de resolver desafíos como el cambio climático, la pobreza o la desigualdad, lo que “alimenta resentimiento e ira”.
El discurso de Guterres sirve como diagnóstico de las causas que alimentan la desafección con el sistema, las raíces de las múltiples crisis —en las relaciones internacionales, y en las políticas nacionales de tantos países— que azota esta época turbulenta. En un “momento de inflexión” geopolítico —tal y como lo describió el secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, también en Davos— y en el que la democracia se ve expuesta a nuevas amenazas de deterioro, el fracaso en abordar eficazmente graves problemas alimenta la desconfianza ciudadana, lo que a su vez puede dar alas a líderes y propuestas extremas.
“Asuntos como el cambio climático o la inteligencia artificial son ampliamente debatidos por políticos y medios. Y, sin embargo, no tenemos todavía una estrategia global eficaz para abordar ninguno de ellos. La razón es sencilla. Las divisiones geopolíticas impiden la convergencia hacia soluciones globales para desafíos globales. (…) La inestabilidad política se suma a la inseguridad económica: desigualdad e injusticia alcanzan niveles obscenos”, dijo Guterres en Davos.
Guterres señaló que, tras el periodo bipolar de la Guerra Fría y la breve fase unipolar posterior, el mundo corre el riesgo de hundirse en “una situación totalmente caótica”. El secretario general de la ONU abogó por el multilateralismo como “única manera de gestionar la complejidad del mundo actual”.
Sin embargo, el multilateralismo se fundamenta en reglas compartidas. Y Guterres denunció que el mundo actual asiste a una “sistemática” violación de principios y normas, que además permanece “totalmente impune”. Elogió la sabiduría de los líderes africanos que, en el proceso de descolonización, renunciaron a cambiar fronteras aunque estas hubiesen sido trazadas por los colonizadores.
Reclamó el respeto de la integridad territorial con referencia a la invasión rusa de Ucrania, e invocó la solución de los dos Estados en el conflicto palestino-israelí.
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Blinken trató de exponer en Davos el punto de vista de la Administración Biden sobre esta crisis, que está exponiendo su imagen a duras pruebas, con amplísimas acusaciones de no hacer lo suficiente para frenar la respuesta de Israel al ataque de Hamás. La diplomacia estadounidense está desplegada en Davos, donde el ministro de Exteriores saudí dijo que la perspectiva de normalización de las relaciones con Israel no está fuera de la mesa, pero con un esencial acento en la solución de los dos Estados.
La terrible crisis actual de Gaza ha reavivado las aguas diplomáticas en busca de una solución al conflicto, pero las divisiones geopolíticas de las que habla Guterres impiden, en este apartado también, que se configure una suficiente presión internacional como para conducir eficazmente a las partes hacia una solución.
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