Lluvia de misiles y drones. Grandes explosiones y el retumbar de las ventanas han despertado este viernes a muchos habitantes de Dnipró y de otras grandes ciudades de Ucrania cuando se cumplen 674 días de guerra. Rusia ha lanzado esta madrugada un ataque masivo combinado con drones y varios tipos de misiles contra Kiev, Járkov, Odesa, Zaporiyia, Lviv y Dnipró; grandes localidades lejos de la línea del frente de batalla donde la ciudadanía se ha instalado en una nueva normalidad. El ataque, uno de los mayores desde que el Kremlin inició la invasión a gran escala, llega tres días después de que Ucrania destruyera un buque de guerra ruso en el puerto ocupado de Feodosia, en Crimea, otro gran golpe para la armada rusa. Hay al menos 10 muertos y decenas de heridos en todo el país. El presidente Volodímir Zelenski ha cifrado en 110 los misiles lanzados por Moscú sobre el territorio ucranio, además de drones. En total, 150 proyectiles. Las defensas aéreas han interceptado la mayoría de ellos, según el mandatario.
Tras la oleada de ataques, Polonia, miembro de la OTAN y de la Unión Europea, ha informado de que un “objeto aéreo no identificado” ha entrado en su espacio aéreo desde el lado de la frontera con Ucrania. “Desde el momento en que cruzó la frontera hasta que desapareció la señal, fue observado por los radares del sistema de defensa aérea”, ha dicho en las redes sociales el Comando Operacional del Ejército polaco. Varsovia ha movilizado fuerzas y recursos tras el suceso y las autoridades están buscando el objeto en el sureste de Polonia, según los medios locales. En noviembre de 2022, un misil de la defensa antiaérea ucranio que trataba de interceptar un ataque ruso cayó en Polonia y acabó con la vida de dos personas en la localidad de Przewodów.
El Kremlin ha golpeado durante varias horas el territorio ucranio con misiles hipersónicos, de crucero y balísticos, incluido el X-22, que son extremadamente difíciles de interceptar, según ha asegurado el portavoz de la Fuerza Aérea de Ucrania, Yuriy Ihnat, en la televisión ucrania. “Nunca se han visto tantos lugares atacados simultáneamente”, ha añadido Ihnat. Si el recuento de Zelenski se confirma, el bombardeo de este viernes sobre seis grandes ciudades sería el mayor de estas características desde que Rusia lanzó la invasión a gran escala sobre Ucrania el 24 de febrero de 2022. El anterior más potente se registró en noviembre de 2022, cuando las fuerzas de Moscú lanzaron 96 misiles sobre territorio ucranio. El primer ministro ucranio, Denys Shmyhal, asegura que Rusia ha apuntado a infraestructura civil y esencial.
En Dnipró, uno de los bombardeos ha dañado un centro comercial, varios bloques de apartamentos y casas y una maternidad. En el hospital, casi todos los cristales se han roto. Las mujeres y los sanitarios se habían refugiado en el sótano. En el patio de uno de esos bloques de pisos dañados, cerca del centro comercial, las autoridades han instalado una pequeña carpa donde se agolpan los vecinos. Es una mañana particularmente gris. Liudmila Sergueyeva, de 68 años, se acurruca en su abrigo gris y espera para informar a quienes atienden en la carpa que su apartamento es uno de los afectados. “Ya no hay cristales, está todo roto”, se lamenta. Cuenta que se preparaba para recibir esta tarde a su hija y sus tres nietos, para celebrar el año Nuevo. “Ahora qué haremos”, dice. El bombardeo del Kremlin contra esta ciudad del centro de Ucrania, un gran nudo de comunicaciones y vital para la logística, ha matado a cinco personas y ha causado más de una veintena de heridos, según la alcaldía.
El ataque ruso de este viernes ha cubierto casi toda Ucrania, desde Járkov —antes de la guerra a gran escala, la segunda ciudad ucrania más poblada—, al este y a menos de 40 kilómetros de Rusia, hasta Lviv, en el oeste, a 70 kilómetros de Polonia. En Járkov, el ataque ha causado daños en un hospital y varios edificios residenciales, según el gobierno local.
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En Kiev, la capital, siete personas han resultado heridas por los restos de proyectiles interceptados por la defensa aérea ucrania, según el alcalde, Vitali Klitschko, que asegura que hay tres personas atrapadas entre los escombros de un almacén afectado por el bombardeo. Klitschko ha asegurado en su canal de Telegram que una estación de metro que actuaba como refugio antiaéreo también ha sido atacada.
En Lviv, muy lejos del frente y considerada una de las ciudades más seguras, una persona ha muerto y hay varios heridos como consecuencia de los ataques de esta madrugada, según las autoridades locales. En la ciudad portuaria de Odesa, se han registrado dos muertos y al menos 15 heridos, incluidos niños, como consecuencia de los bombardeos, que han afectado a edificios residenciales.
Ucrania ha mejorado mucho en los últimos tiempos sus defensas aéreas gracias a la ayuda occidental, pero aún quedan rendijas. Sobre todo vulnerables a la lluvia combinada de misiles y drones. El ataque ruso de este viernes llega cuando el país invadido se prepara para celebrar el año nuevo, una de las grandes celebraciones tradicionales, casi mas importante que la Navidad. Se produce también tras la destrucción con una ofensiva aérea ucrania del buque de desembarco ruso Novocherkassk, en la ocupada Crimea, el enésimo golpe a la armada rusa, y un día después de que Estados Unidos apruebe otro paquete de ayuda militar a Kiev por unos 200 millones de euros con material de defensa aérea, munición y armas antitanque.
Ese paquete de Washington es el último disponible para Ucrania hasta que el Congreso apruebe más, algo que no es sencillo, ya que las conversaciones para aprobar más ayuda están en paradas. Los avances parecen estancados en el campo de batalla y la guerra se ha convertido en una lucha de posiciones después de que la contraofensiva ucrania no lograse los objetivos deseados.
Mientras espera para recibir más ayuda militar de sus aliados, el Gobierno de Zelenski ha alertado a EE UU y la UE de que si no recibe los fondos prometidos, podría verse abocado a dejar de pagar a dos millones de funcionarios y a más de un millón de personas que reciben prestaciones sociales, como adelantó EL PAÍS. Kiev está reclamando, además, una nueva conferencia de donantes.
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