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La tinta de la firma de Joe Biden no estaba aún seca sobre el papel de la nueva ley de ayuda a Ucrania, Israel y Taiwán cuando el presidente de EE UU compareció este miércoles ante las cámaras desde la Casa Blanca para anunciar que la medida ya estaba promulgada y que el primer paquete de ayuda militar para Kiev, de 1.000 millones de dólares (unos 935 millones de euros), comenzará a enviarse de inmediato, “en cuestión de horas”.
“Es un buen día para la paz mundial”, declaró un Biden radiante desde el Comedor de Estado de la Casa Blanca. “Va a hacer que Estados Unidos sea más segura, que el mundo sea más seguro, y extiende el liderazgo de Estados Unidos en el mundo”. Apenas horas después de que el Senado aprobara la ley por 79 votos contra 18, el presidente la firmaba. La norma prevé el reparto de 95.000 millones de dólares y asigna 61.000 millones para la ayuda económica y militar a Ucrania; 26.000 para Israel y ayuda humanitaria en el mundo, incluida Gaza, y 8.000 para Taiwán y aliados en el Indo-Pacífico. Además, contiene una serie de provisiones que incluyen la posible prohibición de TikTok si su empresa matriz, la china ByteDance, no pone a la venta la popular aplicación de vídeos cortos.
Poco más tarde, el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, anunció que Estados Unidos envió en secreto hace unas semanas “un número significativo” de misiles de largo alcance ATACMS a Ucrania y agregó que enviarán más. Los ya recibidos se incluyeron en la última partida enviada hasta el momento, el pasado marzo, según la agencia Reuters. Inicialmente, el Pentágono se había opuesto a proporcionar este armamento, con el argumento de que cederlos mermaría las capacidades de sus propias fuerzas. Sullivan precisó este miércoles que en los últimos meses se ha acelerado la producción de estos proyectiles, por lo que pueden proporcionar algunos a Ucrania al tiempo que cubren las necesidades estadounidenses.
La promulgación de la ley completa lo que ha sido un arduo camino para sacar adelante una ayuda imprescindible para las Fuerzas Armadas ucranias, obligadas a racionar la munición mientras intentan contener mayores avances de las tropas rusas. Tras siete meses de negociaciones, retrocesos y bloqueos en el Congreso, donde el ala ultraconservadora del Partido Republicano se oponía rotundamente a asignar más fondos para el país invadido, el que haya salido adelante es un importante espaldarazo político para Biden, que presentó en octubre la petición de fondos y presionó una y otra vez para su visto bueno.
“Como he argumentado durante meses, esto afecta directamente a los intereses de la seguridad nacional de Estados Unidos. Si [Vladímir] Putin se impone en Ucrania, el próximo movimiento de las fuerzas rusas podría ser un golpe contra un aliado de la OTAN”, remarcó.
Es la primera vez en más de un año que el Congreso ha dado luz verde a nuevos fondos para el país invadido; y ocurre cuando varias encuestas apuntan a una recuperación de Biden en la intención de voto de cara a las elecciones de noviembre, tras meses de ir a la zaga de su rival republicano, Donald Trump.
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“Ha sido un camino difícil, y tendría que haber sido más fácil y haber llegado antes”, ha indicado el mandatario, que aprovechó para arremeter contra el bloqueo de los republicanos más conservadores mientras “los amigos” de Rusia —China, Corea del Norte, Irán— aportaban ayuda para que Moscú contara con drones, munición y otras ayudas para su industria de defensa.
“Pero al final, hicimos lo que Estados Unidos siempre hace: nos pusimos a la altura, nos unimos y lo hicimos”, se felicitó el presidente estadounidense. “Ahora necesitamos movernos rápido, y lo estamos haciendo”.
El primer paquete de ayuda ya se preparaba desde que quedó claro que la Cámara de Representantes, el principal escollo en el camino a la aprobación, se aprestaba a dar el sí a los fondos el pasado sábado, tras un súbito cambio de opinión de su presidente, el republicano Mike Johnson.
“Para ellos (los ucranios) esta ayuda es indispensable. En las próximas horas empezaremos a enviarles equipos: municiones de defensa aérea, de sistemas de misiles, vehículos blindados”, adelantó el presidente.
La nueva partida, según ha precisado el Departamento de Defensa en un comunicado casi simultáneo, pretende responder a las necesidades más urgentes de las fuerzas de Kiev. El envío incluye sistemas de defensa aérea, como misiles RIM-7 y AIM-9M y misiles Stinger; munición de artillería, incluidos proyectiles para derribar drones; munición para los sistemas de misiles HIMARS; morteros, misiles Javelin antitanque, minas, equipos de visión nocturna y vehículos blindados, entre otros.
La abundancia y diversidad de lo enviado contrasta con lo magro del último paquete de ayuda hasta ahora, por 300 millones de dólares en marzo, que el Pentágono arañó de ahorros en contratos de defensa.
“Este paquete aumentará las municiones, armamento y equipos para apoyar la capacidad de Ucrania de defender sus líneas del frente, proteger sus ciudades y contrarrestar los continuos ataques de Rusia”, señala el Departamento de Defensa. El nuevo envío de armas será el número 56 de Estados Unidos desde el comienzo de la guerra en febrero de 2022.
El material podría llegar a suelo ucranio en cuestión de días. Estados Unidos, cuyas fuerzas armadas se vanaglorian de la excelencia de sus sistemas logísticos, dispone de un sistema de suministro bien engrasado a lo largo de los dos años de guerra. Desde sus almacenes de armamento en Alemania, el traslado al país invadido es un proceso rápido.
El secretario de Estado, Antony Blinken, también ha reiterado por su parte, que Estados Unidos “continuará trabajando con la coalición de más de 50 países para proporcionar apoyo fundamental a las fuerzas ucranias”.
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