desafíos del nuevo gobierno tras las elecciones de 2024

desafíos del nuevo gobierno tras las elecciones de 2024

Uruguay cerró un año electoral marcado por la participación de casi la mitad de la población mundial en procesos democráticos. Con la victoria de Yamandú Orsi en las elecciones presidenciales, el país se prepara para afrontar una serie de desafíos internacionales. La nueva administración, que asumirá el 1 de marzo, enfrentará un escenario global marcado por la reelección de Donald Trump en Estados Unidos, tensiones geopolíticas y desafíos en la región.

La toma de posesión de Trump, prevista para el 20 de enero, tendrá lugar antes de que Orsi preste juramento como presidente. En este segundo mandato, el líder republicano promete mantener una línea similar a la de su anterior administración, con énfasis en el control migratorio, las tensiones con China y su postura crítica hacia los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Un cambio significativo, sin embargo, será el nombramiento de Marco Rubio como secretario de Estado, un político con fuertes vínculos con América Latina y una visión estratégica para la región.

Durante su etapa como senador, Rubio estuvo interesado en fortalecer las relaciones bilaterales con Uruguay. En 2022, destacó la importancia de equilibrar las relaciones comerciales con China y promover mayores intercambios con Europa y Estados Unidos. Su nombramiento podría abrir nuevas oportunidades de cooperación en áreas como seguridad, comercio y tecnología espacial, pero también plantea desafíos para Uruguay, que tiene una relación pragmática con China como su principal socio comercial.

Para los exportadores uruguayos, las decisiones de la nueva administración estadounidense serán cruciales. Según Carmen Porteiro, presidenta de la Unión de Exportadores, las políticas comerciales y monetarias de Trump podrían afectar los costos estructurales y el acceso a los mercados internacionales. La apreciación del dólar y la evolución de las tasas de interés son factores que podrían afectar tanto el comercio exterior como las finanzas públicas del país.

En este contexto, el experto en relaciones internacionales Ignacio Bartesaghi cree que las prioridades de Trump en América Latina se limitarán a temas específicos como México y Cuba. Uruguay cree que las relaciones podrían beneficiarse de un enfoque pragmático, pero sin esperar grandes cambios en la dinámica regional. Además, señala el interés de Trump y Rubio por figuras como Javier Milei, el presidente de Argentina, que podrían influir en el equilibrio político del Mercosur.

Mercosur en particular será uno de los grandes desafíos para el nuevo gobierno uruguayo. Las relaciones con Brasil y Argentina, sus principales socios, estarán marcadas por las tensiones entre Luiz Inácio Lula da Silva y Milei, dos líderes con visiones opuestas y una relación distante. A esto se suma la resistencia de países europeos como Francia a ratificar el acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea por preocupaciones ambientales y comerciales. Emmanuel Macron, presidente de Francia, dejó clara su posición al declarar que no apoyaría el tratado en su forma actual, aumentando la presión sobre las negociaciones del bloque regional.

A nivel interno del Mercosur, Uruguay debe definir su posición sobre las reformas económicas de Argentina y su posible impacto en la región. Con Argentina programada para elecciones generales en 2025, las políticas de Milei dependerán del apoyo que pueda mantener en el Congreso, lo que genera incertidumbre sobre la estabilidad económica y política en el país vecino.

Incluso a nivel global, el escenario no es menos complejo. El nuevo gobierno uruguayo asumirá el cargo en un contexto de conflictos en curso, como la guerra en Ucrania que comenzó en 2023 y la crisis en Gaza que estalló tras el ataque de Hamás en octubre de 2023. Ambos conflictos han polarizado a la comunidad internacional y plantean desafíos para países pequeños como Uruguay que buscan una política exterior equilibrada basada en el respeto al derecho internacional.

En Nicaragua y Venezuela, la consolidación de regímenes autoritarios sigue siendo una preocupación para la región. Nicolás Maduro iniciará un nuevo mandato como presidente tras unas elecciones calificadas de fraudulentas por gran parte de la comunidad internacional, mientras Daniel Ortega sigue adelante con reformas constitucionales que concentran aún más poder en su figura y la de su esposa Rosario Murillo. Estas situaciones aumentan las divisiones en América Latina y complican los esfuerzos de integración regional.

En este entorno, Uruguay debe actuar con cautela para defender sus intereses y mantener su reputación como país democrático y estable. El desafío para el gobierno de Yamandú Orsi será equilibrar las relaciones con actores clave como Estados Unidos, China y sus vecinos regionales y al mismo tiempo abordar las presiones internas y externas que surgen de un panorama global en constante cambio.

La política exterior del país estará marcada por la necesidad de diversificar los mercados, fortalecer su posición en el Mercosur y adaptarse a un mundo cada vez más multipolar. Con un liderazgo que promete continuidad en algunos aspectos y cambio en otros, el nuevo gobierno uruguayo tendrá la oportunidad de consolidar su papel como actor relevante en la región y más allá. Sin embargo, el éxito depende de su capacidad para navegar las complejidades de este escenario y aprovechar las oportunidades que presenta.

By Silverio Guevara Luján

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