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La misión militar naval europea Aspides, lanzada hace casi dos meses para proteger el tráfico marítimo comercial de los ataques de los rebeldes hutíes de Yemen, ha logrado, en las siete semanas que lleva operativa, escoltar de forma segura a 68 barcos mercantes, tras repeler 11 ataques con drones y misiles balísticos, entre otros. No obstante, su limitada fuerza — cuatro fragatas— le obliga a concentrar sus esfuerzos en la zona identificada como la más problemática, en el sur del mar Rojo. Para cubrir todo el espacio de su mandato, y en previsión de una progresiva recuperación del tráfico comercial en la zona, la misión liderada por Grecia quiere solicitar un aumento significativo de sus fuerzas, según ha adelantado este lunes su comandante en Bruselas.
“Hemos demostrado lo que podemos hacer con lo que tenemos disponible y, si aumentamos nuestros efectivos y nuestra presencia, en el futuro podremos desplegarnos en el resto del área de operaciones”, ha resumido el contralmirante griego Vasileios Gryparis en rueda de prensa en Bruselas junto al alto representante de Política Exterior, Josep Borrell. Este, por su parte, ha subrayado la vigencia de la misión a la que contribuyen, con diferentes medios, 19 países, entre los que no figura España: “Esta operación fue una respuesta clara y rápida de la UE a la deteriorada situación en el mar Rojo y el golfo de Adén, que estaba teniendo un impacto negativo en nuestra navegación comercial y la estabilidad (…) Es una prueba clara de nuestra voluntad y capacidad de reforzar la seguridad internacional, de proteger el transporte de bienes públicos y de defender los intereses europeos”, ha sostenido el jefe de la diplomacia europea.
Aspides, que tiene un mandato inicial de un año y un presupuesto de ocho millones de euros, cuenta actualmente con cuatro fragatas, proporcionadas por Alemania, Francia, Grecia e Italia, apoyadas por una patrulla aérea. La misión, que dispone de unos 800 efectivos en el mar, tiene oficialmente la orden de contribuir a la seguridad marítima a lo largo de las principales líneas de comunicación en el mar Rojo, el golfo de Adén, el golfo de Omán, el golfo Pérsico y una vasta parte del noroeste del océano Índico, una superficie que, ha recordado Gryparis, “duplica la de los 27 países de la UE”.
La limitación de las fuerzas hace que, por el momento, las operaciones de las fragatas, que tienen diferente capacidad de protección —de uno a varios barcos mercantes— se concentren en el “área de alto riesgo”, en el sur del mar Rojo, ha explicado el contralmirante griego.
“Hasta la fecha, todo el que ha solicitado nuestra protección la ha recibido, pero si la industria marítima aumenta sus cifras, también significará que nosotros tengamos que aumentar los efectivos disponibles en la zona de operaciones”, ha advertido, sin querer desvelar no obstante la cifra de nuevos barcos que desearía obtener.
Incremento de costes
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Desde que comenzaron los ataques hutíes en la zona, el comercio marítimo por esta vía clave de la navegación comercial se ha visto fuertemente reducido: “Hoy solo la mitad de los 70 cargueros que pasaban a diario por el mar Rojo siguen usando el canal de Suez”, ha recordado Borrell. La UE estima que la inestabilidad en el mar Rojo ha provocado un incremento del tiempo de transporte de entre 10 y 14 días, ya que para evitar los ataques, los barcos eligen la ruta más larga del cabo de Buena Esperanza, lo que a su vez ha disparado todos los gastos: “El coste de un contenedor transportado de China a Europa se ha duplicado, y el seguro ha incrementado un 60%”, ha puesto de ejemplo el jefe de la diplomacia europea.
Los responsables de Aspides consideran que todavía es demasiado pronto para evaluar si la presencia de fragatas europeas ha contribuido a disminuir los ataques. Pero la efectividad de las mismas ha quedado demostrada, aseveran: en total, la misión ha logrado proteger hasta la fecha a 68 buques mercantes, el 100% de los que solicitaron ayuda, de un total de 11 ataques de la milicia hutí, que controla el noroeste de Yemen, incluida Saná, la capital. En su respuesta defensiva a dichos ataques, las fuerzas europeas han destruido nueve drones y una embarcación no tripulada, además de haber interceptado cuatro misiles balísticos.
“Las cifras demuestran lo necesaria que era esta misión (…) esto no es un juego, hablamos de fuego real, [las fragatas europeas] tienen que derribar misiles y somos muy conscientes de que es una misión que viene con un nivel de riesgo. Tenemos que aumentar nuestra capacidad”, ha corroborado Borrell, que ha confirmado que se está intentando aumentar el apoyo logístico de la misión “y también las capacidades médicas, por si acaso”.
El Consejo de la UE dio el 19 de febrero el visto bueno final a Aspides (escudo, en griego), una misión defensiva —tiene encomendado proteger los barcos mercantes, pero solo puede responder cuando recibe un ataque y, en ningún caso, realizar un ataque contra objetivos terrestres— para proteger la libertad de comercio y seguridad marítima en el mar Rojo, una de las zonas de mayor tránsito comercial del mundo que se ha visto muy reducido desde finales de 2023 por los ataques hutíes. Aunque estos afirman que se trata de una represalia por la ofensiva israelí contra Gaza tras el ataque terrorista de Hamás el 7 de octubre, Borrell ha defendido este lunes la independencia de la misión que, ha afirmado, “no busca ser una respuesta a la situación en Gaza ni a la respuesta israelí al ataque de Hamás (…) no es tampoco una respuesta a Irán, tenemos un objetivo estratégico, que es proteger la vida de los marinos y garantizar la libre navegación y el comercio internacional, son nuestros intereses estratégicos”.
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