La oposición india se resiste a darse por vencida en las elecciones | Internacional

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Con las encuestas a pie de urna soplando a favor, el gobernante Bharatiya Janata Party (BJP, Partido Popular Indio) del actual primer ministro, Narendra Modi, paladea la idea de que su victoria es ya un hecho. El resultado de las mayores elecciones generales del planeta, que concluyeron el sábado, no se conocerá hasta que arranque el recuento el martes. Pero Modi —tras 45 horas de retiro espiritual— se reunió ya el domingo con miembros de su Ejecutivo para preparar los primeros 100 días del que sería su tercer mandato, según cuenta este lunes la prensa nacional. Los diarios indios apenas dejan resquicio a la derrota. Informan incluso de las calles de Nueva Delhi por las que discurrirán las celebraciones electorales del BJP y el número de personas que se esperan en los festejos.

A pesar de que parece tener todo en contra, la coalición opositora, liderada por el Partido del Congreso (PdC), se aferra a números internos y dinámicas electorales para predecir un giro inesperado. No sería la primera vez. Ocurrió en los comicios de 2004, cuando muchos daban por ganador al BJP, y el PdC logró asomar la cabeza por sorpresa al cruzar la línea de meta. Los sondeos, aseguran desde este partido, no son fiables.

“Estas encuestas están obviamente exageradas”, asevera Sachin Pilot, de 46 años, uno de los líderes en auge del PdC. El político, vestido con camisa de lino rosa, recibe a EL PAÍS el lunes en su oficina en el centro de Delhi. Es un día raro, de vacío y suspense político en la capital del país; los mensajes y los gestos, en realidad, ya no sirven para nada —porque ya se ha votado—y las palabras pronunciadas podrían quedar viejas en menos de 24 horas, cuando empiecen a salir los resultados oficiales.

En esta especie de purgatorio electoral, Pilot se aferra a “las matemáticas” para asegurar que su partido aún tiene opciones. Tal y como lo ve, en los comicios de 2019, el partido de Modi obtuvo una mayoría con el apoyo de algo más del 37% de los electores; el resto votaron por innumerables partidos opositores. En aquellos comicios, esa miríada de opciones políticas alternativas concurría por separado; en esta ocasión, más de 20 formaciones se han unido bajo el paraguas de una alianza bautizada con el acrónimo India. La clave, señala, está en aquellos lugares en los que el PdC le pisa los talones al BJP. “Si somos capaces de mejorar la tasa de bateo en estos Estados, algo que creo debería suceder, entonces hay juego”, afirma con una metáfora del cricket este político que se convirtió en 2004, a los 26 años, en el miembro más joven de la Lok Sabha, la Cámara baja del Parlamento, y ha sido viceministro principal del Estado de Rajastán (2018-2020).

En la coalición India confluyen desde el Samajwadi Party (Partido Socialista) a formaciones comunistas, pasando por la joven agrupación Aam Aadmi Party (Partido de la Persona Corriente), que ya gobierna en Delhi, y un buen número de partidos regionales. Las sumas, en cualquier caso, tendrían que bailar mucho para decantar la balanza hacia lo inesperado.

Un grupo de mujeres espera para votar el 1 de junio en la ciudad india de Varanasi.
Un grupo de mujeres espera para votar el 1 de junio en la ciudad india de Varanasi. Rajesh Kumar Singh (AP)

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La Alianza Democrática Nacional, la coalición conservadora que encabeza el partido nacionalista hindú de Modi, podría lograr entre 374 y 401 asientos de los 543 de la Lok Sabha, por encima del resultado de 2019, según el sondeo de India TV-CNX; la oposición quedaría en 109-139 escaños, pero se aferra desde el cierre de las urnas a que el conteo real estará por encima de los 295.

Los primeros espadas de las formaciones han lanzado ya sus mensajes. “La oportunista alianza […] no ha calado entre los votantes”, se apresuró a afirmar Modi en redes sociales el sábado, al poco de conocerse las encuestas. A los miembros de India los tachó de “castistas, comunistas y corruptos”. Su objetivo, dijo, “es proteger a un puñado de dinastías”. Y añadió: “A lo largo de la campaña, solo mejoraron su experiencia en una cosa: atacar a Modi. Esta política regresiva ha sido rechazada por el pueblo”.

Mensajes esperanzadores de los Gandhi

Este lunes, la antigua líder del PdC Sonia Gandhi, ha replicado: “Hay que esperar y ver”, según ha recogido la prensa india. Su hijo, Rahul Gandhi, una de las cabezas visibles de la oposición y último exponente de una dinastía política clave en la India tras la independencia, ha lanzado mensajes igualmente esperanzadores.

Ganen o pierdan, Pilot cree que los comicios han sido una batalla “por el mantenimiento de la integridad, la transparencia y la credibilidad de los órganos constitucionales”. Durante siete décadas, independientemente del partido que estuviera en el Gobierno, el entramado institucional “no se vio socavado”, señala. Tras los dos mandatos del BJP, el Estado de derecho se encuentra “entre interrogantes”, aunque “no se ha desmoronado”. Citando los ejemplos de Rusia, Pakistán e Irán, añade: “El derecho al voto no es lo que define a la democracia”. Cuestiona la independencia de la Comisión Electoral, la selección de jueces y el uso teledirigido de las agencias centrales de investigación contra la oposición.

Casi el 95% de los casos abiertos a políticos han tenido como objetivo a líderes de la oposición, según publicó el año pasado el medio indio The Wire. En febrero, con las elecciones a la vuelta de la esquina, el PdC anunció que sus cuentas habían sido congeladas por un supuesto caso de impago de impuestos. El ministro principal de Delhi, Arvind Kejriwal, que lidera uno de los partidos en alza en la coalición opositora, fue encarcelado en marzo, acusado de corrupción, lo que impidió que participara en los primeros compases de la campaña. El mes pasado, el Tribunal Supremo le concedió tres semanas de libertad bajo fianza; el domingo, tras cerrar las urnas, regresó a prisión.

La economía ha sido otro de los puntos sobre los que ha gravitado la campaña. Modi ha llegado a los comicios aupado por un incremento robusto del producto interior bruto. En 2023, la India fue la que más creció de las grandes economías del globo, y en los tres primeros meses de este año, ha superado las predicciones con una tasa del 7,8% interanual. La campaña del BJP ha destacado también la inversión en infraestructuras y los programas de ayudas a los desfavorecidos.

La oposición ha replicado con estadísticas que desdibujan el supuesto milagro económico indio y muestran una realidad más cruda. El PIB per cápita, por ejemplo, de unos 2.410 dólares en 2022, según el Banco Mundial, sitúan a la India por debajo de países como Bangladés y Costa de Marfil. “¿Cómo puedes dar comida gratis a 800 millones de personas y decir que eres una de las mayores economías del planeta? No tiene sentido”, concluye Pilot haciendo referencia a uno de los programas de ayudas lanzados por el Gobierno Modi en 2023.

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By Silverio Guevara Luján

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