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En el mundo de la política, incluso en el mundo real, el mejor modo de zanjar una crisis de credibilidad o una tormenta de rumores lunáticos es dar la cara: ofrecer una rueda de prensa e intentar asentar la versión verdadera de las cosas. En el mundo de la monarquía británica, las estrategias y vías de comunicación son más ocultas y retorcidas. Hay que entender las claves. Por eso, que en la edición dominical del diario The Times, todavía hoy el medio más institucional, serio y británico que existe, se asegure que “Kate podría abordar el misterio sobre su salud en un acto público”, y se atribuya esta información a amigos cercanos de la pareja, es lo más parecido a una versión oficial de la situación actual, con la que se pretende poner fin a una semana desenfrenada.
La fuente principal de la larga pieza del diario, que firma como gran exclusiva la corresponsal para asuntos de la casa real, Roya Nikkhah, es una persona amiga de la pareja, que conoce a Guillermo y Kate desde sus tiempos de estudiantes en la Universidad de St. Andrews.
De momento, según ha informado en exclusiva el tabloide The Sun, la princesa de Gales ha hecho ya este fin de semana un par de apariciones públicas improvisadas —de las que no parece haber foto— que habrían servido para comenzar a acallar rumores: el sábado se dejó ver con su esposo en una tienda-granja cercana a su residencia de Adelaide Cottage, en Windsor, y el sábado acudió el matrimonio a ver a sus tres hijos en sus actividades deportivas. “Después de todos los rumores que hemos escuchado, me asombró ver a Kate y Guillermo de compras. Parecía feliz y tenía buen aspecto”, cita el diario a un supuesto testigo del sorprendente paseo de la pareja.
“Siempre han sido muy abiertos a la hora de interactuar con la opinión pública, y puedo ver la posibilidad de que la princesa hablara sobre su recuperación en algún acto público. Si fuera a hacerlo, ese sería el modo de hacerlo”, dice ese amigo/a (la pieza no lo especifica). “Siempre han querido ser claros y abiertos, pero lo harán cuando se sientan preparados para ello. Creo que ese será el instinto de ella, y será ella quien decida cuando lo hace. No van a permitir que les metan prisa”, añade.
Toda la pieza informativa de The Times es un intento de reconducir las cosas y de recuperar los datos, el ritmo y la calma que intentó imponer el palacio de Kensington a mediados de enero, cuando anunció que la princesa de Gales iba a someterse a una cirugía abdominal en un hospital de Londres.
Dejó entonces claro el comunicado oficial que Middleton iba a permanecer hasta dos semanas de convalecencia en la London Clinic, y que, “basándose en las recomendaciones médicas actuales”, era “improbable que [la princesa] regresara a sus actividades públicas hasta después de Pascua”.
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La información del diario señala ahora, para establecer unos plazos claros que contengan la impaciencia del público, que “después de Pascua” se refiere al fin del periodo de vacaciones escolares, y no al fin de semana de Pascua propiamente dicho. Es decir, cualquier día después del 17 de abril, aunque el palacio de Kensington todavía no haya publicado una fecha ni un evento concretos.
“No es que no fueran conscientes de que habría un montón de especulaciones y de interés [sobre el estado de salud de la princesa], pero tenían confianza en que la gente les diera el espacio [el respeto a su intimidad] que habían solicitado, como así ocurrió durante un mes”, dice la principal fuente de la información.
La foto de la discordia
Hasta que salió a la luz la foto de la discordia: la instantánea aparentemente tierna e inocente de Middleton, rodeada de sus tres hijos en Adelaide Cottage, la residencia donde vive actualmente la familia, que la princesa decidió distribuir en las redes sociales para celebrar el Día de la Madre (en el Reino Unido es el 10 de marzo) y agradecer las muestras de apoyo recibidas durante las semanas previas.
La decisión de las principales agencias de comunicación de denunciar la manipulación de la foto y retirarla de sus servidores estimuló en las redes las teorías más rocambolescas y temerarias sobre la salud, el paradero o la estabilidad matrimonial de los príncipes de Gales. “El error fue que Kate no avisó a su equipo de comunicación de que lo había hecho [editar la foto]. Pero salió a la palestra y pidió perdón al día siguiente”, dice a The Times otra fuente amiga de la pareja, que denuncia la reacción “hipócrita” de las agencias de comunicación y sugiere que fue exagerada.
En el relato de las cosas que pretende calmar las aguas, las fuentes cercanas a Guillermo y Kate recuerdan la obsesión del príncipe de Gales, marcado por el asedio constante de los paparazis que sufrió su madre, Lady Di, por resguardar a su esposa y a su familia. “Ha abordado esta situación con el deseo de protegerles y no caer en la locura desatada en los medios y las redes sociales”, dice el principal interlocutor de The Times en su artículo. “Kate es inteligente, dura, resistente y tiene sentido común. Van a mantener sus cabezas frías. La ciudadanía debería dejarle que se recupere en paz y que Guillermo haga su trabajo doble como príncipe de Gales y como esposo y padre”.
Pero incluso en la versión más humilde y conciliadora del palacio de Kensington sobre las verdaderas razones que explican una semana aciaga y plagada de errores de comunicación, los príncipes de Gales no pueden evitar utilizar el aguijón contra la pareja que se ha convertido en su némesis permanente en este culebrón interminable que es la vida de los Windsor. Los amigos de Guillermo y Kate se encargan de dejar claro que la pareja, a diferencia del príncipe Enrique y su esposa, Meghan Markle, no viven obsesionados por las redes sociales —“siempre pendientes de la última hora en Twitter”, dicen—, aunque sean conscientes de lo que circula por los medios.
“No creo que deban planear sus siguientes pasos”, concluye la fuente de la crónica. “La familia real siempre sale mejor parada cuando se dedica a hacer su trabajo. No deberían planear ninguna estrategia para recuperarse del Photogate, sino seguir haciendo lo que siempre hacen. Eso sí, cuando tomen la siguiente foto, que se aseguren de hacer varias tomas para no tener que echar mano del Photoshop”, ironiza.
La próxima foto debería ser la del cumpleaños del príncipe Luis, el pequeño de los tres hermanos, el próximo 23 de abril. La ocasión ideal para dejar en manos de los expertos la instantánea familiar y evitar una nueva oleada en las redes de teorías de la conspiración.
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